Las "Excusas" cómo marketing, una estrategia peligrosa.

Lunes, 14 de junio de 2021

Es posible que la razón por la que te cueste tanto estar activo físicamente no pase por tu falta de voluntad, sino por el simple hecho de cómo sos. O que las innumerables excusas que soles mencionar para justificar una vida sedentaria en realidad tengan fundamento.


Cuando somos profes, entrenadores, etc, sabemos las cualidades de la actividad física y su impacto 100% positivo en la calidad de vida de las personas (cuando es sin riesgos). Sin embargo, cometemos el grosero error de creer que la gente cuando no entrena, pone "Excusas". Es como pensar que la gente va al psicólogo porque está aburrida. Así ilógico.


Las personas, no ponen excusas, las tienen!!!. Nuestro desafío es escuchar, comprender, analizar e inspirar. Sin menospreciar, sin juzgar, sin presionar. No todo vale para "Chamuyar" y ganar un personalizado. Cuando una persona (con su historia, sus excusas, su vida) no se siente comprendida, automáticamente se auto excluye de la actividad física. La echamos.  


Creer que las excusas debilitan, te aumentan de peso, te matan, etc, etc, es ridículo (para ser bueno). Tenemos que hacer un mea culpa los verdaderos profesionales del entrenamiento, repensar nuestros mensajes. Ser más  auténticos y menos marketing. Quizás el problema seamos nosotros y no la gente, quizás escuchar gurúes marketineros/as, no sea lo mejor...


El punto es que no puede ser simplemente casualidad que pese al bombardeo de información sobre los numerosos beneficios que brinda el ejercicio, tanto para la salud como para el estado de ánimo , todavía haya una mayoría de la población que no hace ningún tipo de entrenamiento físico.  "Por experiencia se debe a una condición o predisposición genética ligada al somatotipo de cada persona", le explicó a BBC Mundo Juan Francos Marco, licenciado en ciencia deportiva del centro Alto Rendimiento.


"Para alguien endomorfo es mucho más difícil cualquier actividad física que para una persona del grupo ectomorfo o mesomorfo, y eso hace que tengan más predisposición a llevar una vida más perezosa. Si hacen ejercicio es más por una recomendación médica".


Para el profesor David Lieberman, experto en la evolución biológica del ser humano, plantea que la explicación puede remontarse incluso hasta nuestros ancestros. En un trabajo que realizó en 2015, "¿Realmente es el ejercicio una medicina? Una perspectiva evolutiva", el profesor de Harvard explica cómo nuestros antepasados tenían la tendencia de reposar y guardar energía cuando no estaban obligados a someter al cuerpo a exigentes jornadas de caza o se trasladaban de un lugar a otro. 


"Nuestro instinto ha sido siempre ahorrar energía. Durante la mayor parte de la evolución humana eso tenía relevancia porque si querías poner comida en la mesa tenías que trabajar realmente duro", en referencia a que en aquellos tiempos no resultaba fácil encontrar las cantidad de alimento necesaria para balancear las calorías que se quemaban cuando se salía en cacería.


En una entrevista con el diario The Washington Post, Lieberman explicó que en la vida moderna no se necesita el mismo esfuerzo físico ya que las máquinas y la tecnología nos hacen la vida mucho más fácil, pero que "heredamos sus instintos" de reposar cuando no es necesario estar en movimiento.


En el mismo artículo, el profesor Bradley Cardinal, de la universidad estatal de Oregon, escribe que no cree que todo se deba a un tema biológico y que hay un aspecto social que tiene un efecto negativo en las personas.


En ese sentido se refirió al hecho que en muchos círculos de la vida en los que nos desenvolvemos, sea con amigos o profesionalmente, está mal visto no hacer ejercicio y no se entiende que la actividad física se debe llevar como algo natural, incluso cuando se decide no hacerla.


Para Sherry Pagoto, profesora de medicina de la universidad de Massachusetts, en un artículo publicado en el portal Psychology Today, lo más difícil es poder superar el rechazo psicológico que se genera a raíz de las muchas situaciones incómodas que se experimentan del propio ejercicio físico.


Sudar, pasar frío, sentirse sin aliento, los dolores musculares o el sacrificio que implica son elementos que juegan constantemente con la mente, que suele entrar a menudo en una confrontación con la voluntad de las personas.

Pagoto considera que la incomodidad de esas situaciones es algo temporal y que el cuerpo humano se adapta a las nuevas experiencias, lo que abre un abanico de posibilidades y recompensas. Para ello también es importante entender la realidad en la que cada persona ha vivido.


"La cultura y la educación toman un aspecto relevante a medida que se va creciendo", indicó el profesor Marco, del centro Alto Rendimiento en España. "Si nunca se ve a nadie de tu familia o de tu entorno practicar deporte o hacer ejercicio será difícil se que se sienta atraído a hacerlo. En caso contrario el niño lo incorpora como algo implícito para el resto de su vida", explicó. "Otro factor que condiciona es la motivación", siguió Marco. "La gente quiere resultados rápidos porque asocian que hay un sufrimiento que requirió mucha voluntad y disciplina". "Si no ven la recompensa aparecen las dudas y cuestionan si está valiendo la pena el esfuerzo".


Según el preparador físico español, lo más recomendable es entender que se trata de un proceso lento, que si bien requiere voluntad y dedicación, con el tiempo se obtendrá la recompensa.


Y que no hay nada reprochable con el hecho de que algunas personas son simplemente más perezosas y otras por naturaleza son más activas.


La actividad física es algo que debemos pregonar a las personas, cualquiera sea sus características. El deporte es salud, bienestar, valores. Pero también es respeto, comprensión, compañerismo.


Fuente: World Economic Forum